I. Presión y estrés
"La investigación demuestra que bajo presión, la mayoría de la gente realiza sus tareas habituales de diferente manera. Cuando nuestro sistema de emergencia ante el miedo se activa, la química cuerpo-mente –el vínculo entre pensamientos, hormonas y respuestas físicas– cambia, lo cual afecta a los procedimientos o técnicas que empleamos, a nuestras reacciones en general.
Muchas veces, la presión del trabajo puede desbordarse y afectar al propio hogar".
"Si siente presión (¿y quién no?), lo que realmente está experimentando es un tipo de miedo.
Un temor, que, para la mayor parte de los que sienten, tiene gran impacto sobre sus vidas y su rendimiento. Nos presionan para que tengamos determinado rendimiento, para que cumplamos con un calendario, para hacer feliz a la familia y a los amigos y para hacer todo lo que se supone que debemos hacer a lo largo del día. Es posible, incluso, que sintamos presión ante la necesidad de vivir la vida plena y feliz. También existe la presión de los compañeros, que a menudo nos convencen de que hagamos cosas que el sentido común no nos recomienda".
"A pesar del ingente esfuerzo investigador, de debate y análisis llevado a cabo, todavía no tenemos una comprensión clara de lo que es la presión. Como el estrés, la presión se ha convertido en un cliché demasiado simplificado, pero en realidad es un fenómeno muy complejo. Lo que parece seguro es que la presión no es un misterio que se desvanece con un par de respiraciones profundas, como dicen algunos".
"Para definir la presión, y para distinguirla de su pariente nocivo, el estrés (o tensión), necesitamos retroceder hasta principios de la década de 1900. En aquella época, los ingenieros, refiriéndose a la construcción de puentes, definían tensión como la cantidad de presión que aplica la fuerza de gravedad, el movimiento de la tierra, los vientos y los diferentes pesos. Era muy importante determinar cuánta tensión podía soportar un puente antes de empezar a resquebrajarse. Durante los años treinta, el endocrinólogo canadiense Hans Seyle aplicó el término «tensión» [stress] a los seres humanos. Seyle estudió y escribió acerca de la tensión emocional, física y psicológica que padecen los seres humanos. Él creía, sin embargo, que la tensión que soporta un puente, podía ser una cosa positiva. A la tensión negativa la llamó «distrés» y a la positiva o productiva «eustrés». Según Seyle, una cantidad apropiada de estrés es positiva para la salud y la productividad de la persona".
"Confieso que yo antes usaba indistintamente los conceptos de «estrés» y «presión» porque creía que ambos eran fenómenos autoimpuestos. Todavía creo que los dos están relacionados y que incluso uno actúa sobre otro, pero ahora considero que la presión se diferencia del estrés en que la primera, a veces puede venir de una fuerza externa. Como el viento o el peso sobre un puente, la presión puede venir en forma de trabajo duro, una esposa especialmente exigente o un niño problemático. También puede proceder de las altas expectativas que depositamos en nosotros mismos. Para resumir, la presión se compone de exigencias y las expectativas que depositan en nosotros los demás o nosotros mismos".
"Existen tres tipos de presión:
1. Presión física: una tarea difícil, la fecha límite de entrega de un trabajo, la necesidad de obtener un resultado determinado.
2. Presión psicológica: pensar en demasía o preocuparse por algo. Éste puede que sea el tipo de presión más común.
3. Presión emocional: puede proceder de la propia reacción a una situación o a una posible situación. Cuando estamos estresados, nos autoimponemos más presión y más estrés, quizás incluso hasta la frustración".
El estrés, por otro lado, se experimenta bajo la forma de sensaciones internas, tanto mentales como físicas. Por ejemplo, tener el estómago revuelto. El estrés es nuestra reacción a la presión, el resultado de la activación de nuestras emociones. Básicamente, se trata de una reacción de miedo. Si sentimos presión para acabar un reportaje, por ejemplo, puede activarse nuestro sistema de emergencia ante el miedo produciendo energía nerviosa, una forma muy común de estrés".
Distrés
"Todo el mundo siente distrés de vez en cuando, normalmente en forma de tensión, pérdida de concentración, fatiga, nerviosismo, irritabilidad o falta de confianza. Existen básicamente dos formas diferentes de distrés: el distrés agudo (nuestra reacción a exigencias repentinas) y el distrés crónico (lo que nos hace sentir miedo durante un período de tiempo prolongado). […]".
"El distrés puede ser causa de enfermedad. Si los miedos y ansiedades siguen activos durante semanas o meses, los niveles altos de Cortisol que libera nuestro sistema de emergencia ante el miedo pueden llegar a ser tóxicos, provocando resfriados, dolores de espalda, congestión de pecho, dolores de cabeza, migrañas, ataques de alergia y dolencias de la piel. El estrés crónico puede incluso producir trastornos más serios: hipertensión, úlceras, adicciones, asma, infertilidad, trastornos del colon o del intestino, diabetes, enfermedades del riñón, artritis reumatoide, enfermedades mentales, enfermedades del corazón, ictus, cáncer y suicidio. El distrés también puede causar depresión, inseguridad, mala memoria, baja energía y propensión a los accidentes".
"Algunos expertos afirman que sentimos presión cuando las exigencias superan a nuestros recursos. En otras palabras, si puedo mecanografiar 75 palabras por minuto y sólo me dan dos minutos para mecanografiar 250 palabras, sentiré mucha presión y, consecuentemente, un gran estrés. Ante una fecha límite de entrega o una situación competitiva, la gente experimenta diferentes niveles de presión y, por tanto, distintos niveles de estrés. Cuando el estrés es demasiado grande y se convierte en distrés, nuestras habilidades físicas y mentales se resienten. […]". Clarkson, Michael. Miedo Inteligente, cómo aprovechar la tensión que generan las situaciones de riesgo. España. Ediciones Paidós Ibérica, S. A. 2003.
II. Fatiga
Como para definir la presión, y distinguirla de su pariente nocivo, el estrés (o tensión) –conforme a la cita anterior–, se necesita retroceder hasta principios de la década de 1900; en la que aquella época, los ingenieros, refiriéndose a la construcción de puentes, definían tensión como la cantidad de presión que aplica la fuerza de gravedad, el movimiento de la tierra, los vientos y los diferentes pesos (íntimamente relacionado, según mi consideración, con la fatiga de los materiales). Del mismo modo y porque todo tiene que ver con todo, para poder definir la fatiga psico-neuro-inmunológica o fisiológica, se necesita volver la mirada a la fatiga de los materiales:
"La fatiga se refiere, en general, al deterioro gradual de un material que está sujeto a cargas repetidas. En los ensayos de fatiga, la probeta se sujeta a esfuerzos de amplitud constante, que varían periódicamente por medio de dispositivos mecánicos o magnéticos. Los esfuerzos aplicados pueden alternar entre valores positivos y negativos iguales, desde cero hasta valores máximos positivos o negativos, o entre valores no iguales positivos y negativos. La carga más común es la tracción y compresión alternadas de iguales valores numéricos, obtenidos mediante la rotación de una probeta cilíndrica lisa, mientras está bajo carga de flexión. Se realiza una serie de ensayos de fatiga en varias de las probetas del material a diferentes grados de esfuerzo. El esfuerzo resistido se traza en una gráfica contra el número de ciclos sostenidos. Por la selección de esfuerzos cada vez más bajos, puede encontrarse un valor que no producirá falla, independientemente del número de ciclos aplicados. Este valor de esfuerzo se llama límite de fatiga. […] El límite de fatiga puede establecerse para la mayor parte de los aceros entre 2 y 10 millones de ciclos. […]"
"El martilleo con perdigones, la nitruración y el trabajo en frío mejoran, en general, las propiedades de fatiga".
"No existe muy buena correlación total entre las propiedades de fatiga y otra propiedad mecánica en un material. La mejor correlación está entre el límite de fatiga bajo esfuerzo de flexión completamente opuesto y la ordinaria resistencia de tracción. […].
El tipo de cambio físico que ocurre en el interior de un material, conforme recibe la carga repetidamente hasta que falla, varía a medida que se consume su duración, y sobre esta base pueden distinguirse varias etapas de fatiga. Las primeras etapas comprenden los hechos que causan nucleación de una rajadura o defecto. Lo más probable es que esto aparezca en la superficie del material: en general, las fallas por fatiga se originan en una superficie. Después de la nucleación, la rajadura crece durante la etapa de propagación de rajadura. Por último, la rajadura llega a ser lo suficientemente grande para que comience a gobernar hasta en cierto modo rápido y terminal de la falla, como la ruptura dúctil o la fractura cristalina. La razón de crecimiento de la rajadura en la etapa de propagación de la rajadura puede cuantificarse con exactitud por los métodos de la mecánica de fracturas. […]". Baumeiste, Theodore y otros. Marks Manual del Ingeniero Mecánico Octava edición (Segunda edición en español). México. Libros McGraw-Hill de México, S. A. de C. V. 1985.
Fatiga fisiológica
"Fatiga (fisiología), agotamiento corporal o mental que se produce como consecuencia de un trabajo o de un esfuerzo. Enfermedades como la diabetes, el cáncer y las dolencias del corazón también pueden producir fatiga. La fatiga se caracteriza por la incapacidad para realizar tareas físicas con el ritmo o con la fuerza habitual, y por una mayor lentitud de los procesos racionales que pueden ocasionar un fallo de memoria".
"También se utiliza el término fatiga para describir la menor sensibilidad para las sensaciones de un receptor sensorial, como puede ser el ojo. Cuando se hace resaltar de forma continua una superficie de color rojo, la retina se fatiga debido a la prolongada exposición al color rojo, y la superficie se vuelve gris. Ocurre lo mismo con los oídos. Un ruido prolongado, que se escucha de forma continua, se hace menos intenso a causa de la fatiga de los procesos que tienen lugar en el oído interno. Un esfuerzo mental continuo produce lo que se denomina fatiga mental; esto ocurre por ejemplo cuando se trabaja sobre un problema determinado durante mucho tiempo" (1993-2003 Microsoft Corporation).